¿No notas nada especial cuando miras este dibujo? Sí, seguro que te pasa como a mi, que cuando lo contemplo siento el calorcillo de la fogata en las mejillas y me sube muchos grados la temperatura del cuerpo.
Además de envolverte a ti y a mi, esa atmósfera cálida y festiva aún se va más lejos, tan lejos como haga falta, para estar allí donde se encuentre alguien de Campo. No importa que haya restricciones de movilidad perimetrales en el municipio o en la comarca: los recuerdos que a todos nos trae el humo de estos torcidos troncos quemándose, atraviesan barreras, controles y perímetros de seguridad. Y hasta oímos, junto al crepitar de las llamas, las voces de los que amamos.
Sin limitaciones en el número de familiares y allegados, la luz de la hoguera nos ilumina por dentro, y en el reflejo de las llamas nos encontramos, otra vez, juntos, todos los de Campo, el PUEBLO ENTERO.